sábado, 28 de mayo de 2011

LOUIS WAIN (la evolución de su arte)

Sin duda lo que más llama la atención de este artista es la progresión de su arte, de ilustras simpáticos gatos realizando actividades humanas a electrizantes cuadros de gatos formados por lo que parecen ser fractales, sin duda a consecuencia de su enfermedad ( era esquizofrénico ).


Se trata de un célebre dibujante inglés de principios del siglo XX. Le debe su fama a sus ilustraciones de gatos antropomórficos que atiborraron literalmente las publicaciones de la época.


Ya era ilustrador cuando su esposa enfermó de cáncer sólo tres años después de su matrimonio. Wain la entretenía realizando pequeños shows con su gato Peter, al que hacía llevar gafas y fingir que leía. Con su gato Peter nació la idea a la que Wain debe su fama; los gatos antropomórficos. Sus ilustraciones comenzaron a proliferar por toda Inglaterra; gatos jugando al golf, tomando té o conduciendo autocares, con expresiones y ademanes humanos, todos ataviados a la moda de la época. Sus famosos gatos estaban por todas partes: en la prensa, en las tiras cómicas, en las tarjetas de felicitación, en calendarios... él mismo participó en muchas organizaciones por la defensa de los animales, llegando a ser miembro del National Cat Club. Su obra fue tan famosa que H.G. Wells dijo que los gatos ingleses que no se parecen a los de Wain se averguenzan de sí mismos.






Sin embargo el carácter apocado de Wain y su escaso talento empresarial no supo traducir su fama en dinero y malvivió casi toda su vida en casa de su madre, sus cinco hermanas y sus diecisiete gatos haciendose cargo de todos los gastos con los escasos ingresos que sus ilustraciones, malvendidas, le reportaban.

A la edad de 57 años le fue diagnosticada esquizofrenia y su comportamiento, de agradable y humilde, pasó a ser agresivo y desconfiado. Según su trastornada mente, era el parpadeo de las imágenes del cine el que le había arrebatado la electricidad de su cerebro. Vagabundeaba por las calles de noche, cambiaba los muebles de sitio o pasaba largas horas encerrado en su habitación escribiendo incoherencias. Cuando su comportamiento se hizo intolerable sus hermanas lo ingresaron en el ala de pobres de un hospital mental. Afortunadamente, celebridades como H.G. Wells o el mismísimo primer ministro descubrieron su paradero y lo trasladaron al Hospital Real Bethlem que disponía de enormes jardines llenos de gatos donde Wain pudo encontrar de nuevo inspiración y tranquilidad para volver a dibujar.

periodo posterior a su enfermedad: “Gatos psicóticos”




Ahora sus dibujos distaban mucho del estilo que le dio la fama. Sus ilustraciones mostraban ahora a gatos de un barroquismo lisérgico, de una expresividad inquietante, aflorando de mundos imposibles y de refinados y vibrantes fondos abstractos. Se pensó que su enfermedad pudo deberse a la toxoplasmosis, una infección parasitaria que puede ser contraida por los gatos.

También se habló del síndrome de Asperger puesto que su obra ganaba en riqueza y habilidad a medida que Wain se hacía mayor, a diferencia de lo que se hubiese esperado de un esquizofrénico.












Sus ilustraciones son hoy en día valiosísima para coleccionistas mientras que su obra tardía se muestra en los libros de medicina para ilustrar los trastornos mentales asociados con la esquizofrenia.

THE BAD-STARS

Más que una bandita de rock...








viernes, 27 de mayo de 2011

HIPER-REALISMO CON LAPICERO


Un simple bolígrafo(Lapicero) “Bic” es lo único que necesita Juan Francisco Casas para realizar sus extraordinarios cuadros hiper-realistas. 
La exposición Titulada Bare(ly) there, se puede ver en Madrid, en la galería Fernando Pradilla

Dibuja trazo a trazo. Línea a línea. Durante horas. Con minuciosidad y mucha, mucha atención. El mínimo error echa a perder el trabajo de semanas y vuelta a empezar. Uno se puede hacer una idea de las horas de trazos que requiere la imagen de la chica que se pasa el hilo dental en uno de los dibujos de gran formato. Se aprecia cada detalle de los mechones de pelo rubio sobre los que se refleja la luz. La tira de plástico que limpia su dentadura se tensa y se hunde sobre la carne de los dedos. Casi se puede tocar cada pliegue de la piel.




Casas capta esos momentos en los que él y sus amigos lo pasan bien y luego copia las instantáneas. "¿Que por qué siempre son divertidas? Pues porque, en general, nadie se hace fotos cuando está deprimido", se justifica el autor.
Ahora trabaja becado por la Real Academia de España en Roma. Seguirá con estos retratos de tinta "que están teniendo buena aceptación". Ha llamado a Bic, el gigante de los bolígrafos al que compra "cajas y cajas" de unidades. Pero, según revela Casas, la empresa no parece interesada en patrocinarlo. Él, sin embargo, seguirá agotando boligrafo tras bolígrafo. Su arte depende de ello.









¿Puede una cabeza vivir separada del cuerpo?



Los historiadores de la medicina reconocen como primer antecedente los estudios del médico francés Julian Jean Cesar Legallois, quien en 1813 sugirió que se podía preservar con vida partes del cuerpo por medio de la circulación artificial. Medio siglo después, hacia 1858, su colega y compatriota Charles Edouard Brown-Séquard trató de aplicar esa tesis siguiendo la tradición francesa: empezó a probar con miembros de prisioneros guillotinados. “Demostró que la actividad nerviosa refleja podía ser preservada mediante la inducción de sangre oxigenada a las arterias por medio de jeringas”, señalan los cirujanos Igor E. Konstantinov y Vladimir V. Alexi-Meskishvili en un artículo sobre los avances en este tema. Exactamente una década después, Ludwing y Schmidt diseñaron un aparato para la inyección de sangre arterial desde un recipiente hasta un órgano separado vivo. Antes de terminar el siglo XIX ya existían dos máquinas más que permitían la inyección artificial de sangre.




Pero el mérito de haber alcanzado semejante proeza a niveles inesperados se debe a los esfuerzos de un científico ruso injustamente olvidado por años: el doctor Sergei Brukhonenko. Desde 1923, este científico se había interesado en el tema a raíz de unos estudios químicos sobre una sustancia anticoagulante que facilitaba las transfusiones de sangre. “En 1926, en colaboración con el Dr. Tchechulin, diseñó un aparato para la ‘circulación artificial con sangre de animales de temperatura cálida’”, señalan Konstantinov y Alexi-Meskishvili. El aparato consistía en un sistema de válvulas y diafragmas que inyectaban la sangre a través de los pulmones diseccionados de un animal a otro que era sujeto de la prueba. El 1 de noviembre de 1926 los inventores ofrecieron una demostración de su descubrimiento con un perro como conejillo de indias. “El perro se mantuvo vivo durante dos horas tan solo por medio de la circulación extra corporal”. Se considera que este fue el primer experimento de su tipo en el mundo.

Brukhonenko dio un paso más. Durante años trabajó en pruebas para mantener vivos órganos separados del cuerpo. El 1 de junio de 1928 asombró al mundo durante una presentación ante la comunidad científica asistente al Tercer Congreso de Medicina de la Unión Soviética. Ese día presentó una cabeza de perro con signos de vida a pesar de estar separada del cuerpo del animal. “Como parte de la demostración, mostró que la cabeza cortada reaccionaba a una variedad de estímulos”, señala el escritor Alex Boese en un artículo sobre los experimentos más raros de la historia. La cabeza “parpadeó ante ruidos fuertes como el de un martillo que golpeó la mesa del costado. Las pupilas se contrajeron cuando se les enfocó una luz. Pasó la lengua ante un poco de ácido echado sobre sus labios. Incluso se tragó un pedazo de queso, que en seguida cayó por el otro extremo del tubo del esófago”.





El resultado fue tan asombroso, que poco después Brukhonenko fue convocado para realizar otra presentación particular para A. V. Lunacharsky , el entonces ministro de Educación de Rusia. En esa nueva cita participaron también estudiosos de otros países, intrigados con el logro. “La noticia de la cabeza viviente después de ser cortada del resto del cuerpo causó una ola de ansiedad en el público europeo”, recuerda el artículo de Konstantinov y Alexi-Meskishvili. El siempre agudo dramaturgo Bernard Shaw llegó a publicar una carta en un diario alemán en la que se declaraba entusiasta de las enormes posibilidades abiertas por el científico soviético en el campo de la medicina humana. “Incluso estoy tentado a cortarme la cabeza de manera que pueda dirigir obras y escribir sin preocuparme por enfermedades, sin tener que vestirme o desvestirme, sin tener que comer, sin tener que hacer otra cosa que producir obras maestras del arte dramático y la literatura”. 

Alguien dirá: Bueno, sí, pero finalmente fue un experimento con perros y yo esperaba saber si alguien lo había intentado con seres humanos. Pues sí, alguien lo hizo. Y tratándose de una cabeza cortada huelga decir que el pionero fue un científico del país de las guillotinas. El doctor Jean-Baptiste Vincent Laborde lo intentó mucho antes que Brukhonenko incluso. En 1884 Labrode trató de mantener con vida la cabeza cortada a un sujeto llamado Campi, ejecutado por asesinato. “Los resultados fueron decepcionantes”, señala Boese. Para un segundo intento, Laborde exigió que le entregaran la cabeza del ejecutado a la mayor brevedad posible. Así ocurrió. El nuevo ejemplar pertenecía a otro asesino llamado Cagny. Siete minutos después de la despeinada, la cabeza pasó al laboratorio, donde el científico logró conectarla a las arterias de un perro vivo. “Laborde reportó que los músculos faciales se contrajeron, como si el hombre todavía estuviera vivo, mientras la mandíbula temblaba violentamente”. Pero no hubo signos de que estuviera consciente.

De manera que los resultados más aproximados al éxito serían los de Brukhonenko, quien siguió investigando otras posibilidades de la circulación artificial. Por eso, aunque durante muchos años su nombre cayó en el olvido, un sector bien informado de la comunidad científica lo considera uno de los precursores de la cirugía cardiaca. También habría que agradecerle la curiosidad que le permitió abrir nuevas fronteras. Desde ahora pasa a ser miembro del panteón de lo insólito de este club.

Datos médicos sobre la decapitación: en la serie de pruebas con animales, se suelen observar contracciones en la lengua, ojos y labios. Pero esto responde simplemente a un acto reflejo, ya que al producirse la decapitación se llega a una nivel de asfixia con tensión arterial cero. Esto afirma que tales movimientos son puros artificios biológicos. La decapitación mata sin agonía, en perfecta calma, anulando el poder reflejo y el automotor. La hemorragia súbita hace caer la tensión a 0 en 1/10 de segundo y paraliza la conciencia, la voluntad, y la sensibilidad.